Hay películas que cambian vidas. A
veces hasta que no vemos la suerte que tenemos no valoramos lo más
básico, lo más importante. El mayor miedo que tengo es perder lo
que no aprecio, lo que doy por hecho. Por ello al ver a quien ha
perdido todo, la posibilidad de valerse y quitarse la vida para dejar
de ser un lastre, para ser autónomo, para dar la oportunidad a quien
quiere de ser feliz con otro que la permita sentir lo que tú no le
puedes dar...
Amar sin escrúpulos al hombre que no
quiere vivir por no poder ser feliz y que luego decide morir por amar
de verdad. Porque quien ama de verdad olvida sus deseos por anteponer
a los de su amor, para dar lo que cree mejor a la otra persona.
Odio la injusticia de esta vida, el por
qué las cosas ocurren sin más, odio el que no haya un botón para
rebobinar y vivir plenamente hasta poder contar a nuestros nietos
como robaste o te robaron ese primer beso de amor verdadero. Porque
cuando llega la persona adecuada todo cambia y sientes un miedo que
sólo se puede medir con las infinitas posibilidades de que todo se
pierda. Porque al final ves que lo demás sólo fue una preparación
y lo bueno acaba de empezar.